Norval Morrisseau: Genio y Víctima del Fraude Artístico

Norval Morrisseau: Genio y Víctima del Fraude Artístico
Norval Morrisseau, frente a una de sus pinturas anteriores, en una galería de Vancouver el 11 de mayo de 1987 @ Chuck Stoody

A principios del siglo XXI, el arte indígena canadiense alcanzó niveles inéditos de reconocimiento y valoración, especialmente en la figura de Norval Morrisseau. Este artista Anishinaabe, conocido como "el Picasso del Norte", fusionó las tradiciones europeas e indígenas a través de la Escuela de Arte de los Bosques. Morrisseau no solo trascendió los límites de su comunidad, sino que también se convirtió en un pilar de la Galería Nacional de Canadá, siendo el primer pintor indígena en realizar una exposición individual en este prestigioso espacio. Su obra rescató y preservó una rica herencia cultural que estuvo a punto de desaparecer.

Norval Morrisseau poco antes de su muerte, mientras miraba obras para establecer si eran o no suyas. (Norval Morrisseau Estate)

 En 2001, Morrisseau descubrió que una casa de subastas en Toronto había vendido 23 de sus obras sin su consentimiento. Pronto comprendió que eran falsificaciones y, a pesar de su lucha por defender su legado, la ley no respondió adecuadamente. La voz del artista, debilitada por el Parkinson, se alzó en defensa no solo de su obra, sino también de la integridad del arte indígena.

 Después de la muerte de Morrisseau en 2007, un grupo de investigadores liderado por un detective de homicidios de Thunder Bay, Ontario, desentrañó la magnitud del fraude. En 2019, la investigación reveló que el fraude no solo era extenso, sino que posiblemente era uno de los mayores fraudes artísticos del mundo. La Real Policía Montada de Canadá había cerrado el caso en 2001 por falta de pruebas, pero el detective Jason Rybak reabrió la investigación utilizando un enfoque meticuloso inspirado en su experiencia en casos de homicidio.

Esta fotografía de evidencia publicada por la Policía Provincial de Ontario en Canadá muestra falsificaciones de obras de arte del legendario artista indígena canadiense Norval Morrisseau.

 Rybak, tras ver un documental sobre el misterio, decidió seguir el rastro del dinero, los falsificadores y las ventas para entender la magnitud del fraude. Empleó una metodología detallada para reconstruir la vida y obra de Morrisseau y cruzar esta información con registros de compra y venta. Con el apoyo de la Asociación del Patrimonio de Norval Morrisseau y varios coleccionistas, descubrió numerosas irregularidades y discrepancias.

 La investigación identificó a Gary Lamont y David Voss como figuras centrales en la trama de falsificación. Estos individuos lideraban una red que producía y distribuía obras falsificadas atribuidas a Morrisseau. La operación de Voss, iniciada alrededor de 1996, involucraba la creación de falsificaciones mediante un proceso de "pintar por números", donde distintos pintores aplicaban colores siguiendo las instrucciones de Voss. Lamont, por su parte, comenzó su propio círculo de falsificación en 2002.

 La investigación reveló que miles de obras falsas fueron vendidas a coleccionistas y galerías, generando ganancias millonarias. Incluso instituciones artísticas reconocidas cayeron víctimas del fraude. Ocho personas, incluidos Lamont y Voss, fueron acusadas formalmente, enfrentando cargos desde falsificación hasta fraude.

 Norval Morrisseau nació en la década de 1930 en la región de Thunder Bay y fue criado por sus abuelos en una reserva indígena. A los seis años, fue enviado a una escuela residencial, donde sufrió abusos que marcaron su vida. Al regresar a la reserva, encontró en el arte un medio de expresión y resistencia, desarrollando un estilo único que más tarde sería conocido como la Escuela de Arte de los Bosques. Sus obras, llenas de vida y color, representaban un mundo espiritual donde humanos, animales y plantas coexisten.

 El reconocimiento a Morrisseau llegó rápidamente, con su primera exposición en Toronto en 1962, donde todas sus piezas se vendieron en un solo día. Sin embargo, el fraude del que fue víctima impactó negativamente el mercado de su obra y la de otros artistas indígenas, generando desconfianza entre coleccionistas y galerías.

 El caso de Morrisseau pone en relieve la vulnerabilidad del arte indígena ante la falsificación y la importancia de proteger el legado cultural de estos artistas. A pesar de las dificultades, la obra de Morrisseau sigue siendo un puente entre la cultura indígena y el mundo, ofreciendo una ventana a las ricas tradiciones de los Anishinaabe. Las falsificaciones, al trivializar estos elementos sagrados, perpetúan la marginación de la cultura indígena, subrayando la necesidad de autenticidad y respeto en el mercado del arte