Vestido Rojo la conexión global a través del arte de 380 artistas de 51 paises


Vestido rojo es una manifestación de la creatividad y la unión sin fronteras, una prueba de que el arte y la moda trascienden límites. Este proyecto, que se extendió durante 14 años, demuestra cómo el arte puede conectar a personas de distintos lugares del mundo.
Concebido por la artista británica Kirstie Macleod, el proyecto del vestido rojo es una plataforma colaborativa que permitió a individuos, principalmente mujeres en situación de vulnerabilidad y pobreza, compartir sus historias a través del bordado. Desde 2009 hasta 2023, el vestido rojo viajó por todo el mundo, siendo continuamente enriquecido con bordados. Esta prenda, confeccionada con 87 piezas de seda burdeos dupion, fue intervenida por 367 mujeres y niñas, 11 hombres y niños, y 2 artistas no binarios de 51 países.

Los 141 bordadores recibieron compensación por su trabajo, además de una parte de las tarifas de exhibiciones, ventas de mercancía, y la oportunidad de vender sus obras en la tienda de Etsy del vestido rojo. El público también contribuyó al bordado en diversos eventos y exposiciones.
Entre los bordadores se cuentan refugiadas palestinas, sirias y ucranianas, mujeres que buscan asilo en el Reino Unido provenientes de países como Irán, Irak, China, Nigeria y Namibia, así como sobrevivientes de guerra en Kosovo, Bosnia y Herzegovina, Ruanda y la República Democrática del Congo. También participaron mujeres de comunidades pobres en Sudáfrica, México y Egipto, junto con individuos de Kenia, Japón, Turquía, Jamaica, Suecia, Perú, República Checa, Dubái, Afganistán, Australia, Argentina, Alemania, Suiza, Canadá, Tobago, Vietnam, Estonia, Estados Unidos, Rusia, Pakistán, Gales, Colombia e Inglaterra. Además, colaboraron estudiantes de Montenegro, Brasil, Malta, Singapur, Eritrea, Noruega, Polonia, Finlandia, Irlanda, Rumania y Hong Kong, y estudios de bordado de alta gama de India y Arabia Saudita.
El proyecto ha permitido a muchas mujeres vulnerables reconstruir sus vidas mediante el arte del bordado. Originalmente pensado como un diálogo sobre la identidad, a lo largo de 14 años, el vestido se ha transformado en una plataforma para la autoexpresión y una oportunidad para amplificar y escuchar diversas voces.

Algunos de los bordadores eran profesionales, mientras que otros bordaron por primera vez. Se animó a los participantes a crear trabajos que reflejaran sus propias identidades, incorporando sus experiencias culturales y tradicionales. Varias mujeres han encontrado en el bordado una forma de sustento constante, ya sea mediante el aprendizaje de esta habilidad o su perfeccionamiento.
El vestido rojo ha sido exhibido en numerosas galerías y museos internacionales, incluyendo la Galería Maeght en París, Art Dubai, el Museo de Arte Popular en Ciudad de México, la Biblioteca Nacional de Kosovo, el Centro de Artes del Sur de Vermont, el Museo Frick en Pittsburgh, el Museo Fuller Craft en Estados Unidos, el Museo Nacional del Puerto de Gales y el Museo de Moda y Textil de Londres, entre otros. También fue presentado en un evento en la Real Academia de Londres y ganó el primer premio en los Valcellina Textiles en Italia en 2015.
Con millones de puntadas, el vestido rojo pesa 6.8 kg, cargado tanto de historias individuales como de voces colectivas que esperan ser escuchadas a través de los hilos y pedrería que adornan la prenda.
En adelante, el vestido rojo continuará su viaje por diversas galerías, museos y espacios de eventos alrededor del mundo, con la esperanza de que sea accesible para todos. Kirstie Macleod planea llevar la prenda a los países de todos los bordadores involucrados y exhibir el vestido junto con sus propias obras en los lugares elegidos por ellos.

El proyecto recibió apoyo logístico y práctico de diversas organizaciones benéficas y proyectos de autoayuda, empresas sociales e iniciativas como Manchester Aid for Kosovo, Kisany en Ruanda y la República Democrática del Congo, Missibaba en Sudáfrica, Kitzen en México, Al Badia en Líbano, FanSina en Egipto, y otros. La inversión inicial fue proporcionada por el British Council Dubai en 2009, con financiamiento adicional del Arts Council Lottery Fund, embajadas británicas, Contemporary Middle East, el Centro de Artes del Sur de Vermont, el Museo Frick Pittsburgh, el Museo Fuller Craft, campañas de recaudación y donaciones privadas.